domingo, 11 de octubre de 2015

El viaje de Ghada


(Carta dirigida al Gobierno de España)

Buenos días, mi nombre es Ghada, tengo 15 años; mucha gente que me ha conocido a lo largo de mi vida me describe como una joven inquieta, curiosa pero a la vez que  melancólica y con mirada perdida en la nada, como queriendo esperar algo que nunca va a llegar(estos datos únicamente los cuento, para que podáis imaginaros más o menos como soy yo, o al menos como creen que soy). Provengo del país de Siria (sí, ese del que no hacéis nada más que hablar últimamente), por lo que no creo que sea  necesario que os explique mucho como son las condiciones  de vida allí desde hace ya un tiempo.

Escribo esta carta con un único fin, que por favor abráis las fronteras para los sirios. Y al mismo tiempo contaros un poco mi historia y mi situación actual (que desgraciadamente no soy ni la primera ni la última que la vive) Ahí va:

Desde hace cerca de dos meses vivo en condiciones (si se me permite) infrahumanas en un refugio en la frontera de Melilla, conviviendo con ceintos y cientos de familias (en su mayor parte separadas durante el viaje hasta aquí y no voluntariamente), niños que llegan solos, camuflados que han intentado colarse a España con muy pocas probabilidades de éxito en su intento, y bebés recién nacidos entre otros. Yo me encuentro aquí  junto a mi madre (que por todo lo sucedido parece estar muerta en vida) y uno de mis hermanos, que aquí se hace llamar Mohamed (aunque este no es su nombre real), aquí va parte de nuestro problema personal: cuando conseguimos entrar en el tren que nos trajo hasta aquí (y he de decir que sin ningún tipo de recurso económico ni equipaje) ya pensábamos que todo por fin había acabado, que ya podríamos vivir en paz. Hasta  que de repente, sin que nadie lo esperara, comenzaron a entrar decenas de militares que empezaron a agarrar (sin importarles que fueran niños, embarazadas o gente mayor) a los primeros que veían en su camino y a prácticamente arrojarlos fuera del vagón. Este fue el caso de mis dos hermanos pequeños; Ahmed, de 10 años y Ali, de 8. Los echaron de aquel tren sin ni siquiera percatarse de que lloraban como almas en pena y de que intentaban aferrarse a mi padre (ahora fallecido, debido a la gran acumulación de gente) , del cual aún guardamos luto.

Actualmente mi único deseo es poder reencontrarme con mis hermanos y podamos comenzar una vida de cero, tal y como habría querido mi padre.


1 comentario:

  1. Muy bien escrita la historia
    Recuerda que tenías que analizar los elementos de la comunicación en esta entrada y añadir una fotografía.
    Por lo demás, bien

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